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miércoles, marzo 31, 2004

Sólo el cielo se vacía de recuerdos.
Sólo el cielo es un lugar con pies de humo.
Tropecé y dejé caer algunos sueños
que explotaron en destellos absorbentes,
y mis dedos se aferraron a una imagen
que enredándose en mis garras se esfumó;
y la aguja se cansó de perseguirte
en la hora en que debí dejarte ir.
Y presiento que mi pulso
desbarata lo que digo;
que mi corazón desangra
tintas frías sin destino.
Que mi cuerpo se delata
cuando tiembla y no es de frío;
cuando bebo de la sed,
sé que estoy en ese borde.
Pegajosa sensación
de tocar el aire ardiente,
pretenciosa pretensión
de alejarte y retenerte.
Indistinta suspensión
de sábanas invisibles,
y caricias de cristal
entre cuerpos de madera.
Vampiresa imperturbable
observando mis heridas,
impávida ante el reflejo
del espejo de tus ojos.
Y presiento entre mis piernas
la lasciva dirección
que me indica la caída,
de resonancia inminente,
de un labio explorando el beso;
y el vacío que genera
la confusión del después:
después del minuto ahorcado
de las lágrimas de adiós.
Y, antes de repararme
y revolcarme en fuego azul,
siento pisadas pasadas
retumbando en las paredes.
Y presiento la quietud
de mi mal funcionamiento;
entre versos que hoy no entiendo,
sé que estoy en el borde.


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Bueno, hoy en vez de perder la Piel, lo perdí a Arju... me parece que voy a tener que aprender a ponerle freno al tiempo, así no llego tarde...

Otra vez vi al ilusionista de la calle Florida, y la verdad, aunque perdí dos cigarrillos en mi afán por observarlo, vale la pena. A veces con cosas tan simples a una logran robarle una sonrisa. El otro día me quede pensando, que Daniel, en su blog, preguntó como decirle a una mujer que no llore. Y Asakhira, quien fue la más acertada, dijo que basta solamente con decir llora. Y sí; hace unos días, poco más de una semana, di por terminada una especie de relación que mantuve por casi dos años. Con un valor que no tuve, llamé por teléfono para hablar con quien tantas veces nombre Él en este blog. Y me descubrí llorando sin palabras prácticamente ante una persona que no atino a decirme nada. Alguien que ni siquiera me dio silencio, porque me aviso al atenderme que no tenía tiempo para hablar. Mis dedos se tientan a marcar su número cada vez que tocan un teléfono, y mis ojos lo ven aún donde nunca estuvo. Pero donde estuvo dejó huella, rastro, humedad, besos. Me dejó con la misma excusa que lo dejaron a él –su antigua novia -, la falta de tiempo. Pero me pregunto, si aún yo, yo que tantas veces critiqué y maldije a ese brujo de las horas interminables, yo que tantas veces cuestioné hasta el cansancio a ese viejo hechicero mediador, si yo pude respetar su falta de tiempo, es posible que él escuchándome llorar no me haya dicho ni siquiera llora? Daniel preguntó como decirle a una mujer que no llore. Ahora bien, yo pregunto como se le dice a una mujer que ría.

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Esta vez si encontré a Piel. Un gusto, un placer, un honor conocerla Señora Mariposa. No sé ahora si mi mano estará a la altura de poder dibujar tanta belleza. Ah! si pueden los que estén en Baires visiten la muestra en la Plaza General San Martín, del fotógrafo Yann Arthus-Bertrand, es de una magnificencia increíble (gracias Piel).

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Gracias a todos, los quiero mucho, nos estamos viendo, pronto empiezo la facultad, el 13/ 4, así que postearé más seguido, muchos besos.
(Ah! Ati, el cadáver va en camino de vuelta, veamos si llega ahora...)



miércoles, marzo 24, 2004

Con la radio hablando
por nosotros,
voy recogiendo figuras
entre sombras de papel.
Subiendo y bajando
una línea de puntos,
me alejo del ruido que se que no escucho.
Se pasa la noche
vacía de espectros;
despierto y me siento
tan dentro del sueño,
que encuentro mis manos
fundiendo el colchón,
buscando algún rastro
de onírico abrazo.
Me envuelvo en retazos
de lágrimas secas,
remuevo asperezas
de falsas caricias;
sostengo en mis dedos
aquel arco iris
de sábanas quietas
cayendo al abismo
del borde encantado
de mi propia cama.
Pisando descalza
tu frágil promesa,
me clavo hasta el alma
tu fría sonrisa.
Respiro el anhelo
de verte de vuelta,
y lloro en silencio
la pálida ausencia.
Con la radio hablando
sólo para mí,
voy devolviendo
sombra a tu figura,
y espejos al tiempo
que observa el ayer...


MUCHAS COSAS, POCO TIEMPO...

Hoy empecé el día como de costumbre, quedándome dormida... En el baño ahorré un poco de tiempo haciendo varias cosas juntas (no entraré en detalles), salí a las apuradas. Subí al colectivo de suerte, viaje en un tranquilo tren a Morón, pagué el gas, me entretuve mirando un ratito (juro que fue un ratito) unos gatitos que regalaban (y no me pude traer ninguno porque tenía que ir a otro lado, sino...), y corrí el tren para llegar a Once.

-CAMINATA:
Desde Once a la Facultad de Medicina, no es tanto, pero esas cuadras en subida me matan... ya me estoy poniendo vieja...
-ÉRASE UNA VEZ UNA CHICA TRATANDO DE LEGALIZAR UN ANALÍTICO...
... y esperando colas interminables para terminar sin ese (puto) sello de la UBA por falta de tiempo.
-EL DESENCUENTRO
Esta vez se me escapó la Piel (entiéndase Piel de Rayón)
-EL REGRESO
Camino de vuelta, plantillas corredizas bajo mis pies, llegó a Once again, y me meto al coche furgón. Lo bueno de viajar en el furgón: nadie me atropella por un asiento, y se viaja considerablemente más cómodo (a no ser que como hoy juegue Morón y suban muchos hinchas en bicicleta, dejándome casi aplastada contra el caño, y con un manubrio delante de mi cuello –menos mal que tengo fuerza y lo atajé, sino me mataba el tipo-). Lo malo de viajar en el furgón: ser la única entre medio de los muchachos, y tener que soportar que ese tipo mirara durante los cuarenta minutos de viaje mi delantera. Todo bien con los miratetas (como diría Shered), pero ya tanto, realmente molesta.

Bueno, en vistas de que ya comuniqué lo que quería, me despido con un beso, espero que les guste la poesía, y anhelo, deseo, ansío, que comenten! , mis últimos dos post estuvieron escasos de comments....



domingo, marzo 21, 2004

Bueno, veo que la continuación de mi Secuencial de reflejos, no ha sido un éxito...Cero comentarios, snif snif. Pero bueno, para sacarla de una buena vez, acá les dejo las tres partes finales... que las disfruten... o que me linchen si es preciso :P Besos a todos, y gracias por su presencia en Out off Order, ya tiene actualización.

(Quinto)

Después de cenar con su amiga, se despidieron acordando la hora en que se encontrarían por la mañana para ir juntas al trabajo. A la mañana siguiente, otro día nublado se avecinaba, y la taza de café sollozaba la dulzura de un cortado. Se recogió el cabello, agarró un saco por las dudas, y salió. Al subir al vagón vacío del tren, cada sonido retumbaba en sus oídos como un mantra. Pasaron los 15 minutos del viaje, y en cada parada la gente miraba sin ver ese vagón. Llegado a destino seguía vacío. Miró hacia abajo cuando estaba por bajar, y el espacio entre el piso y el andén parecía una sucesión infinita de destellos humeantes. La puerta se cerró en su cara, y ella, aturdida, no atendía la llamada de una anciana que la tironeaba inescrupulosamente del brazo mientras maldecía el descuido de los jóvenes. Asustada por el murmullo de la gente y la mano suave convertida en garfio en su carne, miró en derredor. Las puertas del vagón medianamente lleno se abrieron, y atropellada por un hombre de contextura grande, bajó. Se cambió de andén para retomar su rumbo, y suspiró. Sus visiones se estaban convirtiendo en un verdadero delirio.

(Sexto)

Volviendo del trabajo, decidí pasar de nuevo por la plaza, en busca de huellas, rastros, luces. Prácticamente ya no tenía noción de lo que hacía, así que me aventuré al banquito oxidado una vez más, y miré el sol. No escuchaba ruidos, ni silencios; sólo contemplaba un círculo de inacabables gamas amarillentas que nublaban mi vista. De nuevo perdí la noción del tiempo, del espacio, de mis dedos. Y una sombra alada oscureció mi panorama, e infinita entre las nubes desapareció. Bajé la vista y miré mis manos. Pálidas como pequeñas porciones de luna masticable, las sentí aferrarse a algo fuertemente. No sé cómo ni cuando me había parado, y había caminado hasta la puerta de mi casa, abriendo el buzón, sacado y reteniendo en mis manos una carta. Entré y la dejé en la mesa junto con las llaves. Sólo con leer el remitente perdí el interés. Y volví a la pieza. Y miré el espejo que seguía en la cama. Me agaché hasta poder mirarme y sentí una tranquilidad inmensa por verme a mí misma reflejada por partes, a la vez que sentí una extraña aspereza de verme descuartizada. Tomé los pedazos uno a uno y los guardé en mi bolso. Esa noche dormí en paz.

(Séptimo)

Al día siguiente se levantó, corrió las cortinas, y vió luz, pero no al sol. Quiso entrar al baño, y fue a parar estúpidamente a la cocina. Pensando que estaba un poco adormecida todavía, cambió de dirección y tomó su preciada ducha. Se enfundó de un negro reluciente y el brillo en sus labios reflejó rubí, y el brillo en sus ojos disolvió topacio. Giró, se acomodó el pelo, y como un fantasma deslumbrado por un hecho que no conoce, estaba ahí, el hombre camaleónico de la esquina indecente, sentado en el sillón. Un aire espiralado lo rodeaba, y su encanto era tal que no es posible describirlo. Indolente y asombrada, poco a poco fue deslizando sus pies descalzos al frío mármol de la sala. Lo miró de frente y observó en sus ojos. Un iris transparente le permitió ver del otro lado: el sol radiante en la ciudad temblorosa, la esquina grisácea, la plaza vacía. Observó a ese hombre de la cabeza a los pies, tomó con una sonrisa su mano extendida. Pero no, al menos ésta vez no buscaría más verdades. No ahora. Desde ese día sólo busco su mundo, pero del otro lado del espejo.


miércoles, marzo 17, 2004

Estoy con los trámites de la inscripción a materias de la carrera de Medicina, y la verdad es que la burocracia que hay en la UBA es impresionante. Colas interminables para hacer consultas, sin contar que te mandan de un lado a otro como bola sin manija. Sellos de legalización que te cobran $4 cada uno, y como mucho ocupará 5 x 8 cm. Pero bueh, nada se puede hacer. Por lo demás el clima acompaña la pesadez de sentir que las personas que uno quiere se alejan. Mi amiga que estaba en Canadá, me dijo que vendría, pero la aclaración “de visita”, me tiró el alma al piso. Las cosas con la persona que quiero no andan de maravilla, y sus palabras por teléfono no pasan del “si”, “no” y “no sé”. Pero qué se puede hacer cuando uno siente que no le salen las cosas bien más que hacer lo mejor posible? A modo de catarsis sigo dibujando, escribiendo, leyendo. Y bueno, acá les pongo el tercer y cuarto Secuencial de reflejos...

(Tercero)

No; no era el fin de la noche, ni ninguna otra calamidad. Era, simplificando términos, un día inagotable. No podía dormir. No quería tampoco. Eran casi las 5 de la mañana, cuando la luna que seguía a mi derecha desde el balcón, pareció hacerse más blanca, pareció robarle un poco más de luz a algún otro astro, y el cielo indiferente comenzó a oscurecer. A palidecer azulado ante mis ojos marrones. Y ahí lo vi otra vez. En esa esquina endiablada, otra vez esa figuraba escapaba a los rayos hirientes de ese sol que nunca se apaga, pero que ese día, ilógicamente, no cesaba de brillar. Y en la atmósfera la dulzura de la tarde interminable se volvió ácida, y cómo un espejo en medio del infinito, el sol se puso al alba difuminando nuevamente al hombre espectro. Perdí la noción del tiempo, del espacio, de mis dedos. Seguí inmutable a ese hecho sorprendente. Y caí desplomada en un sueño profundo.

(Cuarto)

Una amiga de la facultad, golpeó la puerta sobresaltada al no recibir respuestas. Sacó una llave de su cartera, y entró a la casa a oscuras. Eran las 10 de la noche del día siguiente, y nada ni nadie había movido las cosas de cómo la dueña de casa las había dejado. Miró sobre la cama el espejo roto. Vio a su amiga recostada en el suelo. Desesperada, la tomó entre sus brazos y empezó a sacudirla con tal fuerza que quedó sin aire. Y ella despertó, atónita, como aquel que es despertado de un sueño placentero sin motivos, en un estado tan laxo, que volvió a dejarla caer. Ella reaccionó pálida ante la noche, noche que no había visto completa en veinticuatro horas, saludo inocente y preguntó la hora. Y pregunto el día. Su amiga no comprendía aquellos interrogantes, y se confundió más aún cuando la chica comenzó a explicar lo que había vivido. Trató de explicarle que el día anterior transcurrió normalmente, que no hubo ninguna noche inexistente, ni ningún beso entre mañana y tarde. Ni ningún hombre. No había ningún hombre en esa esquina, aunque no hubiera estado allí como para poder verlo. Trató de convencerla de que había sufrido un desmayo quizás, que tal vez lo había alucinado, una especie de delirio provocado por el golpe. Pero fueron insuficientes las explicaciones ajenas: sabía lo que había visto, e ignoraba cómo nadie se había percatado de ello. Se levantó del suelo, y observo sin palabras el espejo en la cama. No diría nada. No iban a creerle, por más que jurara y jurara que el tacho de basura era el sitio que lo cobijo luego de haberse roto. Tampoco tenía ganas de explicarlo a esas alturas. Era inútil. Sólo ella tendría que lidiar con sus reflejos.




domingo, marzo 14, 2004

UN MINUTO

Los ataques terroristas en cualquier lugar del mundo cobran vidas, de todas formas y edades, que nada tienen que ver con la política de gobierno que tenga un país. Nadie en este mundo debería desear ni esperar la guerra. Ni un ataque. No fue la mano humana la que creo la vida, y por tanto no tiene derecho a dar la muerte. Pero quienes se andan disfrazando de muerte inescrupulosamente, esos realmente, merecen morir. No hay justificativo ni religioso, ni territorial, ni económico, ni idealista que justifique la matanza indiscriminada de inocentes al azar. Eso no es ni ideal ni religión, es, simplemente, estupidez. La estupidez humana que tanto nos caracteriza.
Por eso no voy a pedir un minuto de silencio para los inocentes caídos; voy a pedir que al menos alguna vez podamos dar un puto minuto de justicia para ellos. La muerte sola se encargará de arrastrar con ella a los asesinos. Pero somos nosotros lo únicos que dentro de nuestra impotencia, podemos intentar hacer justicia; por la paz.


Y bueno, esto no tiene nada que ver, y por eso lo coloco aparte: ya pueden empezar a visitar mi nuevo blog, Out off Order , que poco a poco se va a llenar... y espero poder hacer lo que quiero en el corel...


martes, marzo 09, 2004

PARTE DE LAS IDEAS...

Bueno mientras organizo las otras cosas que quiero hacer, con este y mis otros dos blogs próximos (si van a ser 2 más), les dejo esto que estoy escribiendo, que es en realidad la continuación de lo que posteé el 25 de enero, que les aconsejo que relean por si no se acuerdan. No sé porque extrañamente me está saliendo una historia larga (aunque reconozco que es bastante vueltera... por qué será que soy cíclica....jeje) así que la voy a postear en unos cuantos capítulos, para aprovechar el tiempo mientras consigo pc con corel, y sigo dibujando y escribiendo... Espero que lo disfruten, acá va lo que pasa a ser la segunda parte. Si por cualquier cosa les pasa como a mi :( que no pueden ver los archivos anteriores, escríbanme al mail: cadus_blue@hotmail.com, que con gusto les paso la primera parte.... beshiños!!!!!!!!!!!!!! (Ah! Sigo mimosa.... así que sigan mimándome que me gusta...:))


Segundo secuencial de reflejos...

Pasaron varios meses desde aquel espejo…

Hay veces que no sé cómo explicarlo… no sé si decir que fue el día más largo, o la noche más corta. Lo cierto es que ese día, el amanecer se encontró con la tarde en un extraño abrazo. Me levanté de un sueño en blanco, y decidí buscar sueños perdidos por la calle, y ahí, en esa esquina indecente, lo vi: desnudo e indiferente a mi mirada, se escapaba del sol a como daba lugar, y corría inútilmente tras una vereda invisible a mis ojos. Su tapado largo volvía sus pies evanescentes, y su pelo iridisado por la luz me estremeció. Creo que se me cayeron un par de cosas que tenía en la mano, pero la verdad perdí noción de ello. De súbito, la imagen terminó de desvanecerse y apresurándome a seguirlo en vano, tropecé con mis propios pies. Eran apenas las 7 de la tarde, y sentía la pesadez del sol en mi cara, como comprendiendo por qué el se alejaba del mismo, como tratando de buscar prismas entre las nubes. Miré de nuevo el reloj, y me dí cuenta de que estaba llegando más tarde de lo que había pensado, que como de costumbre no sólo sería la última en llegar, sino que ésta vez, sería la única que no llegaría. Eran pasadas apenas las 7, pero debí haber llegado a la reunión a las 6, y sabiendo que no había justificación creíble, que no era lógico que me hubiera quedado observando durante media hora a un ser que parecía invisible, que ni siquiera conocía pero que me había obligado a permanecer en pie desde la distancia, en realidad tratando de justificarme a mi misma para no tener que ir, decidí llegar hasta la plaza que quedaba a apenas dos cuadras de esa esquina. La plaza vacía de niños y abrigada por ese sabor especial de la tarde me pareció el lugar perfecto para sacar una hoja de mi bolso, y tratar de escribir un par de líneas. Hacía tiempo que me había sacado de la cabeza ese espejo de interminables formas, pero de todos modos, no podía olvidarme de él. Repasaba en mi cabeza cada una de las imágenes que había visto, tratando de comprender, de diseccionar cada secuencia. Casi me había olvidado que las imágenes estaban en trozos de espejos, un par de veces bajo mis pies. Sentada como indiecita, vi pasar a un hombre, que irónicamente me recordó al niño que era sumido en la oscuridad. Traté de dibujar su rostro, imaginándolo, dado que el chico estaba de espaldas, y sólo pude ver un vago perfil. Eran casi las 8 ya, después de mis meditaciones y conjeturas, y todavía sentía el sol ardiendo en mi espalda. Alcé la mirada buscando la luna, y encontré un efímero bosquejo de la misma a mi derecha. No sé cuanto tiempo me quedé dormida luego de observarla durante largo rato. Pero el sol seguía ahí. Me paré resuelta a descansar un poco en mi cama. Caminé de nuevo esas dos cuadras, doble la esquina imprecisa, saqué la … La llave. Había perdido la llave. Recordé entonces que era en esa misma curva donde una silueta extraña había capturado mi atención, y arremetí desesperadamente contra el piso, hasta darme cuenta que la llave… estaba en mi bolsillo. Enojada o simplemente indignada por mi estupidez, abrí sin rodeos la puerta y deslicé la llave en la déspota cerradura. Apoyé mis cosas sobre la mesa, quedándome con el bolso en la mano. Al fin en mi cama, saqué los bocetos que tenía ahí guardados. Y tiré inescrupulosamente el pequeño espejo al suelo. No quise mirar. Lo junté sin ver en una bolsa de papel, y lo puse en el tacho de la basura. Preparé mi cena, y seguí observando ahora asustada la luz del sol. ¿Estaría cerca acaso el fin de la noche?.


jueves, marzo 04, 2004

RESUCITÉ!!!

En primer lugar, mis disculpas por la ausencia, anduve enfermita, y ahora pido mimitos...
Pero lo bueno de los días ausentes es que vuelvo con ideas. El Cadáver esta en curso, pero tuve un par de ausentes, con lo cual se retrasó. Necesito voluntarios que dibujen, y que sepan interpretar a gusto y placer algo que escribí, y que lo relacionen con los 4 elementos (entiéndase Aire, Agua, Fuego y Tierra). Seré una de las que dibuje, por lo que necesito tres voluntarios mínimo, y propongo mentadamente: Dalusk, Atitar, Laika, Arjuna, Erasmo y Pie de Atleta. Los que den un sí por respuesta, dirigirse a los comments, que les mandaré vía mail el poema, y la perspectiva que quiero.

OTRO PROYECTO

Nuevo blog en puerta, para darle uso a los forwards y demás cosas que no encajan en estos ecos, ni en los otros... Cuando consiga una pc con Corel Draw, si es posible para el sábado, haré lo que tengo en mente... El nombre? Ya verán...

ILUSIÓN EN LA CALLE FLORIDA

El lunes en Capital Federal, en la calle Florida, me topé con un chico que hacía magia, ilusión, que en síntesis me hizo sonreir. Me hacía bastante falta. Las verdades que dijo respecto de la gente, de la actitud de la misma, me hizo pensar en lo que escribo, en la cantidad de veces que me pensé a mí misma trabajando en esa calle, brindando un arte que se encuentra desubicado en forma y tiempo, pero que es increíble por el hecho de SER simplemente libre. Dijo muchas verdades, que la gente los considera vagas que no se esfuerzan en conseguir un trabajo, que no valoran que lo suyo no es soplar y hacer botellas, que hay que estar delante de gente que sólo pasa y “mira” a tientas si hay algo interesante. Que no importa lo que uno haga si lo hace con ganas, y con pasión... y saben qué? Tiene toda la razón...

MUESTRA: DALÍ, 1904-2004, CIEN AÑOS.

Ese fue mi destino final el lunes cuando fui a Capital: ver la muestra que se está dando en el Centro Cultural Borges ( Viamonte esq San Martín). El resultado: una muestra excelente, aunque tratándose de Dalí siempre podría ser mejor, con muy buen material, aunque no todo, y con exquisitez de poder ver obras de anamorfosis, el retrato de Gala que se convierte en Lincoln a diez metros –había un pie con una especia de lupa para eso-, muchas piezas preciosas en plata, un par de esculturas (entre ellas Alicia en el país de las maravillas, el Reloj Blando), y para los que no hacen como yo y llegan temprano, se proyecta el film “El perro andaluz”. Una delicia. Y cómo los recuerdos eran bastante caritos, me conforme con una postal ($3!!!), y por supuesto, con todos los papelitos habidos y por haber que había en el mostrador de la entrada, jeje.


BONSAI GIGANTE...

Hice un test en lo de Erasmo, y me salió esto... Prueben, y van a ver...

What COTO's thing are you?


Y YO NO SOY DALÍ , PERO LES MUESTRO MI DIBUJO....

Uno de los tantos, ya postearé más... Besos a todos, los quiero y los extrañé mucho!!!


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