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domingo, octubre 23, 2005

Colores (1) 

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En Lila...
Puede que vuelva a buscar un pensamiento entre mis dedos, o un respiro tras los ojos del espejo traicionero. Puede que siga intentando besar tu sombra en la sombra de la noche. Puede que siga esperando que el tiempo se quede perdido en tu lengua y la mía. O puede que siga soñando despierta estas frases desiertas de miel y licor.
Y un ángel desnudo se posa en los hombros de un demonio con tus ojos, mientras garabateo las letras de un susurro cualquiera, y puede que mientras leas, mi perfume se deslice entre los dedos del sol.


En Gris...
Todavía no puedo masticar mi soledad.
Hay una presencia,
ausente con aviso,
que se disfraza de guante
aferrándose a mis dedos.
Y es tan ajena, y tan mía,
tan noche, polvo de rosas.
Tan ideal como esquiva,
me desarmo por gritarle
a los ojos y a la carne,
reclamarle ya algún beso,
algún viento que me salve.

En Celeste...
Supongo que es el fin de todas las cosas.
El quiebre de un minuto,
un punto y aparte,
u
n espejo roto y una flor que sangre.
La aparición de ese espectro
de apariencia preciosa,
la palabra enmarcada de fuego y amapolas.
El puñal en la espalda
cuando no pasa nada.
Cuando no lográs verme
y me convierto en mi sombra.

Y bueno, al menos los colores se pegaron a mis letras (no así a mi ropa, sigo y seguiré vistiendo de negro a pesar del calor…). Besos y Vasos… (sí, después de votar y ver las actitudes de la gente… me quedó la cabeza un poco mareada… White, white, white… Al que no entienda gustosa le explico en los comments…)



domingo, octubre 09, 2005

Crónicas del Riel 

Crónica I

Estoy parada en el lugar indicado. Justo donde no quiero estar. Desde acá no debería ver más que grises. Donde el viento me pega fuerte en la cara, en el cuello, el frío, el puto viento que se clava como vidrio en mis ojos. Lejos de ver grises, los ladrillos enmohecidos capturan mi atención tiernamente. Un cableado, unos caños, serpientes corriendo al lado del tren a velocidades imposibles; la gente trata de prepararse para bajar, caras de sueño, de angustia, de imperdonables horas perdidas. Y yo sólo veo la noche, las serpientes que corren paralelas al gusano de metal, algunas luces. Miserere. No más serpiente, alguien empuja, bajo, sigue sin asomarse el sol.


Crónica II

Ahora, así, en este gusano de metal, los cuerpos como una especie de masa gelatinosa que no se mueve pero se balancea al ritmo de la pseudo digestión del furgón. La asfixia, las piernas temblando. Dónde está el aire. Dónde estamos. Dónde, en qué segundo se pierde el horizonte. No hay viento que logre penetrar por las ventanillas abiertas; casi no hay oxígeno que me llegue a los pulmones. La asfixia. Y la certeza de que en algún momento, cuando el gusano nos escupa, habré llegado.


Para compensar la falta, doblete. Vasos & Besos.


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