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domingo, noviembre 06, 2005

Siete (pero siempre hay lugar para más). 

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* (Primera)
Apagadas las luces del día y la noche, en la negrura de mis ojos cerrados, hay un rincón que ya no me pertenece. Hay un grano de arena en el reloj a cuerda, que desconcentra el tiempo entre páginas cerradas. Y estás. Callado entre letras, figura omnipresente, estás contemplando las ruinas de un sueño perdido. Y ni siquiera es mío ese sueño de lava, es sólo una caricia robada a la nada, es sólo una mirada, oportunidad perdida; un beso que no tengo y que me hace cosquillas, porque no veo la boca, porque tu voz no es la misma. Porque en la negrura de mis ojos cerrados, hay un rincón que ya no me pertenece.

** (Segunda)
Atraviesas un espacio inexistente, entre miradas desaparecidas y abrazos ficticios de penumbras transparentes. Un suelo descalzo y completamente ardiente, un filo grueso y ácido, un espectro enmarcado con hojas de menta. Me atraviesas.

*** (Tercera)
Hay una nube hilada sobre mi mano de espinas plateadas. Presiento que trata de decirme algo, contarme algún sueño donde pueden refugiarse los papeles del silencio.

**** (Cuarta)
Sabores.


No sé por qué la menta. El beso, la menta; el deseo, la menta; la ausencia, la menta. La presencia que no puedo tener entre mis brazos, el fuego reavivado de un rejunte de cenizas, los ojos cálidos y la palabra fría, la inevitable ansia de saber a qué sabe tu boca si no es a menta.

***** (Quinta)
La belleza de perderte sin nunca haberte encontrado… Es esa maldita fragancia, el aroma de las almas perdidas, lo que captura inexplicablemente mi atención. Es retener un poco del olvido, jugar con él en mis manos, y luego soltarlo. Y ahí está el problema. ¿Qué clase de olvido es aquel que siempre te recuerda? La belleza de encontrarte… y perderme. Por unos instantes creí que era posible.

****** (Sexta)
¿Y si me duermo ahora que el silencio es mi carne?

******* (Séptima)
Casi no tengo registro de la memoria de mis dedos. Pero ellos insisten en querer recorrerte (dicen que es sólo para recordarte).

(Y la octava, sólo para que tengan una muestra de que en cualquier momento retomamos Fuego de Ángeles, con La Daga, y si andan con tiempo A.P. y Rosa Oscura):

******** (Octava)
Una única máscara, potencialmente camaleónica. Mi seguro de vida.

Ahora sí, vasos y besos.
(Ah! Postié en el Cabarute Zona Roja… )


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